miércoles, 30 de octubre de 2013

Papeleos: Antes vs ahora

Desde que me mudé he tenido que notificar de mi cambio de dirección a bastantes sitios, y hoy por fín he ido al último, el banco -porque me mandan cartas de vez en cuando, más que nada-.
Cuando abrí la cuenta en ese banco fui a la sucursal más cercana en Tokio, porque no tienen sucursal en Toda -me tuve que abrir una cuenta ahí por motivos de mi ex trabajo-, pero investigando vi que en Kawaguchi sí que tienen, así que hoy logré quitarme la pereza de encima, cogí la bici y me dirigí allí.

El proceso es realmente fácil si entiendes el suficiente japonés. Mi nivel no es perfecto ni de lejos, pero sí que basta y sobra para la mayor parte de la vida diaria en Japón.
Lo primero de todo fue acercarme a preguntar al abuelete del puesto de información qué tenía que hacer para cambiar los datos de mi dirección. "Pregunte en información. Allí le informarán", que decían en una película de Asterix. El señor me preguntó si traía el hanko, sacó el formulario que necesitaba, me dijo cómo rellenarlo y me dio un papel para esperar mi turno.
Una vez rellené mi nombre, la nueva dirección, y lo sellé con mi hanko, me tocó esperar. Mientras leía en una revista que tenían por ahí una receta para hacer palomitas con caramelo en el microondas me llamaron -me quedé a medias de leer la receta, pero prefiero que me atiendan rápido-. La señorita del mostrador me pidió que le enseñara mi tarjeta o la cartilla para comprobar los datos, algún carnet en el que viniera mi dirección, y luego me pidió que le rellenara algo que se me había olvidado en el papel -le puede pasar a cualquiera, a ver-.
El proceso fue bastante rápido, no más de 5 minutos -hablo como persona que vive en Saitama. Por lo que he visto hasta ahora, los bancos de Tokio suelen estar más llenos de gente-.

Una vez acabado todo y de camino al aparcamiento de bicis, estuve pensando. Es curioso lo diferente que se ha vuelto hacer cualquier tipo de proceso de este tipo en comparación con cuando estaba recién llegada aquí y mi japonés era bastante básico. Ahora puedo leer los formularios mayormente -o deducir lo que no puedo leer por contexto. Y cuando todo falla, uso el diccionario-, y me da menos miedo ir sola a hacer estas cosas.
En el caso de usar un cajero, por ejemplo, la mayoría de los que he visto se pueden poner en inglés -aunque yo los uso en japonés-, pero cuando se trata de papeleo, la mayor parte de las veces es japonés.
Por ejemplo, al mudarse puedes pedir en Correos que te envíen las cartas que vayan a tu dirección antigua a la nueva, y para ello tienes que rellenar un formulario. Tiene parte de explicación en inglés, pero no es suficiente para entender cómo rellenarlo si no entiendes suficiente japonés. Yo fui sola a hacerlo y no tuve mayor problema -lo típico de tener que buscar algún kanji en el diccionario, pero eso es todo-.

Ya os digo, mi japonés no es tan bueno, pero me hace ilusión que sea suficiente para poder hacer una vida normal.

domingo, 27 de octubre de 2013

Patatas fritas con sabor a shichimi

Quienes hayáis estado alguna vez en un restaurante japonés habréis visto ese condimento rojizo y picante llamado shichimi. Pues casualmente pasando el otro día por Don Quijote me encontré estas patatas con sabor al condimento en cuestión.


Las probé con la botella de ryokucha al lado -un tipo de té verde- esperando que picaran como ellas solas, pero para mi decepción apenas pican.
Mi puntuación es: Psé, la próxima vez compraré las que sí se que pican.

viernes, 25 de octubre de 2013

Cupolan

A pesar del boom de mascotas en Japón, Toda no tiene mascota oficial. En cambio Kawaguchi, donde vivo ahora, sí que tiene, y se llama Cupolan -aunque se lee "Kyupolan", o "Kyuporan" si eres japonés-.
Este es el aspecto que tiene:


Así a simple vista parece un robot. Una vez que investigué de qué se trataba en realidad, al parecer es un cubilote -yo lo tuve que buscar en Google porque era la primera vez que lo oía. A los que como yo desconozcáis esa palabra, os invito a buscarlo también-.
Como curiosidades, la K del pecho expresa su deseo de convertirse en la estrella de Kawaguchi. Le gustan los tornillos y su hobby es pasear por Kawaguchi y jugar con algo que parece una mini peonza de metal.

En el ayuntamiento tenían muñecos de peluche de Cupolan por todas partes, y la verdad es que en peluche es entrañable.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Té de flores

Por mi cumpleaños los padres de Kazuki me regalaron un set para hacer té de flores bastante curioso. ¿Qué tiene de curioso? Lo primero es que no trae hojas de té y flores troceaditas, sino esta especie de capullos de flores varias. Lo de la foto es un clavel.


¿Y qué pasa cuando lo metemos en la tetera con agua caliente? Pues este proceso.




Es bastante chulo y sale un té rico.

lunes, 21 de octubre de 2013

Cup ramen sabor mila doria

Una noche que no tenía nada que comer en casa me pasé por el convini de mi nuevo barrio, y mirando la sección de cup ramen me encontré con algo que llamó mi atención. Se trata de ramen sabor doria.
Para los que no conozcáis este plato, doria se trata de arroz con bechamel y queso gratinado por encima.

La doria es un plato que a mí me gusta, y que me sale rico, por cierto, pero me encontraba incrédula acerca de cómo se les había ocurrido mezclar eso con fideos y sopa de ramen. Por eso decidí convertirlo en mi cena ese día, y de paso pillé un sandwich por si acaso el experimento fallaba.


Una vez abres el paquete, dentro lleva cubos de queso deshidratados, además de los fideos y luego carne y verduras varias deshidratadas también.
Puse a hervir agua, la eché dentro, y 3 minutillos después lo destapé para ver el resultado.

Muy buena pinta no tiene, no.

Habrá que probarlo.

Para mi sorpresa, no está mal. Es como una especie de híbrido entre ramen y una lasaña. Lo malo es que empalaga bastante, eso sí.

sábado, 19 de octubre de 2013

Tras el tifón viene la calma

Últimamente nos han venido tifones uno detrás de otro, aunque te acostumbras. Curiosamente, siempre que hay algún tifón salen en la televisión de aquí imágenes de alguna zona inundada de Japón, o algún árbol derribado o algo así, pero en Saitama, quitando aquel tornado que hubo hace no mucho por el norte, rara vez ocurre nada. Viento fuerte, lluvia y ya.
Una colega mía que también vive en Saitama dice que eso se debe a que esta prefectura se encuentra protegida por un campo AT, y por eso nunca hay ningún desastre. Va a tener razón.

El caso es que la mañana del tifón más reciente, que pasó por la región de Kanto el 16 de octubre, yo tenía que ir a Odaiba. Cuando hay tifones suele haber retrasos en los trenes, así que me levanté por la mañana y puse la televisión para ver el estado de las líneas de ferrocarril. Para mi horror se encontraban casi todas interrumpidas -las que necesito yo para ir a Odaiba, todas fuera de servicio-. Afortunadamente, a eso de las 11:30 de la mañana empezaron a reanudar el servicio. Aún así fue complicado llegar, porque los trenes iban llenos a reventar de gente que había estado esperando, pero llegué a tiempo.

Tras la tormenta viene la calma, y una vez el tifón pasó de largo, así de bonito y despejado se quedó Odaiba.




Además de un cielo azul, me encontré con un Puccho gigante. He aquí el momento capturado en una foto.

Con el otoño vuelvo al flequillo.

jueves, 17 de octubre de 2013

Creepy-kawaii

Se acerca Halloween. Aquella festividad que me enteré que existía en clase de inglés porque vengo de un país en el que no existe la tradición de celebrarlo aparte de alguna fiesta temática de discoteca.
En Japón tampoco se celebra realmente, pero es una excusa como otra cualquiera para vender chorraditas relacionadas. De hecho a mí era una festividad que me daba totalmente igual hasta que me vine a vivir aquí.
Eso se debe a que las tiendas se llenan de chorraditas espeluznantemente adorables. Nada da miedo, es todo tan mono que dan ganas de envolverlo para regalo. Yo, como fan de todo lo que es mono, doy mi sello de aprobación, por supuesto.
Gracias a que se acercan estas fechas, estaba yo pasando al lado de un Don Quijote -la tienda japonesa de descuento- y me encontré algo que llevaba tiempo buscando a un precio asequible.
Creo que tardé en decidirme en comprarlo lo que tardé en encontrar mi talla.

¡Tachán!

Está hecha para una persona cuellicorta, así que ahí me tenéis encogiendo el cuello todo lo posible.

Esto es de poco antes de mudarme, por cierto.

Lo malo es que ha estado haciendo calor hasta mediados de octubre, así que no he tenido muchas oportunidades de ponérmela.

martes, 15 de octubre de 2013

Calamares radiactivos

Ya acepté hace tiempo que, a pesar del mogollón de traductores y traductoras de todo tipo de idiomas que hay pululando por Japón, la mayoría de las veces parecen tirar de alguien que desconoce completamente el idioma al que hay que traducir o de algún software online. El engrish de hoy se encuentra en la puerta de mi piso nuevo.

Lo podríamos haber quitado de la puerta, pero me hace gracia, así que ahí se ha quedado.

¿Lo cualo?

Para los que no os llevéis bien con el inglés, la traducción viene a decir "por favor, dejar caer el calamar eléctrico borrón". Afortunadamente entiendo suficiente japonés para leer el texto original y ver que en realidad querían decir "asegúrese de activar el interruptor general de la electricidad". 
Igualito, oiga. 

domingo, 13 de octubre de 2013

La tragaperras que no traga perras de Suica

Durante el mes de septiembre en algunas estaciones de tren pusieron una máquina así rollo tragaperras pero que es gratuita. Podía ser usada una sola vez al día por cualquiera que tenga una tarjeta Suica, y si tenías suerte te podía tocar algún descuento en alguna de las tiendas de la estación.

Resulta que tengo una Suica, así que estuve probando varios días hasta que me tocó algo. De hecho me tocó algo dos días distintos.

 Esperando para probar suerte.

 La máquina en cuestión.

Uno de los premios resultó ser un ticket que me permitía comprar un paquete de 5 bollitos de crema por un precio especial. Luego comprobé que solo era 10 yens más barato que el precio original...
Otro de los premios era un ticket para obtener el doble de puntos en la tarjeta de puntos que se puede usar en la librería de la estación. Adivinad quién no tiene tarjeta de puntos de esa tienda...

Pero seguí jugando con la esperanza de que me tocara algo menos mierda. Por desgracia, la mayoría de las veces no me tocó nada, como podéis ver en el siguiente vídeo.
Quería incluir subtítulos en español para los que no entendáis japonés, pero Youtube decidió que no me los quiere sincronizar, así que lo he subtitulado usando anotaciones, que es mejor que nada...

viernes, 11 de octubre de 2013

Cal en la gran pantalla

Hace poco estuve trabajando de extra en el rodaje de una película japonesa, y recientemente ha salido el tráiler de la misma. De hecho... Me podéis ver en él.
La película se llama Judge! -ジャッジ!en japonés-. Por si sentís curiosidad, los actores principales por orden de aparición en el cartel son Satoshi Tsumabuki, Keiko Kitagawa, Lily Franky, Kyoka Suzuki y Yoshiyoshi Arakawa.
El rodaje fue bastante divertido, y yo creo que la película en sí también lo va a ser, pero toca esperarse a enero del 2014, cuando la estrenan en los cines.

Os dejo con el tráiler. ¿Me reconocéis por ahí?


Si no me encontráis, pasad al minuto 0:19.

miércoles, 9 de octubre de 2013

De ayuntamiento en ayuntamiento y tiro porque me toca

Al haberme mudado a una ciudad distinta, tengo que notificarlo tanto en el ayuntamiento de la ciudad anterior como en el de la nueva. Esto aplica a japoneses y extranjeros por igual, pero los extranjeros tenemos dos semanas para hacerlo si no queremos meternos en un marrón.
Aunque según la recientemente renovada ley de extranjería la mayoría de los cambios se notifican en inmigración, el cambio de dirección lo llevan los ayuntamientos, así que aprovechamos y fuimos Kazuki y yo a pasar un día de alegría y diversión en el mundo mágico de la burocracia.

Cogimos la bicicleta y nos plantamos en el ayuntamiento de Toda. Allí nos tocó coger un papelote en el que pone 転出 -se lee "tenshutsu"-, y que vendría a significar algo así como "salida" -de la ciudad, claro-. Kazuki lo rellenó, que es más rápido que yo leyendo y escribiendo japonés, y mientras tanto me fui a coger un número para esperar nuestro turno.


Esperamos, nos atendieron, nos hicieron esperar de nuevo para tramitar que se cancelara mi seguro médico nacional en Toda, y al final me tocó entregar el carnet del seguro médico antes de irnos.

De nuevo con el culo en el sillín y los pies en los pedales fuimos a buscar el ayuntamiento de Kawaguchi.
Se trata de la segunda ciudad más grande de la prefectura de Saitama, pero tuvimos suerte y el ayuntamiento no nos pilla excesivamente lejos. Eso sí, había muchísima más gente esperando.


El papel que tocaba rellenar aquí era en el que pone 転入, que se lee "tennyuu", y que vendría a significar entrada en esta nueva ciudad.
Como antes, rellenarlo, coger número y esperar. Una vez nos atendieron tuvimos que ir a la parte que tramita los seguros médicos, rellenar más papeles, y al final un señor funcionario nos dijo que me mandaban el carnet en un par de días, que tenían que hacer cálculos para ver cuánto me van a cobrar todos los meses y tal.

Ya está todo hecho, tengo mi carnet de residencia actualizado y un carnet de seguro médico nuevo, y he dejado de ser ciudadana de Toda para serlo de Kawaguchi. Ahora me tocará inventarme el gentilicio correspondiente. Algo así como Kawagucense.

lunes, 7 de octubre de 2013

Adiós, Toda

Las pocas personas que leéis mi blog os habréis percatado de que llevo bastante más de lo normal sin actualizar. Eso no se debe a que haya decidido abandonar el blog, sino a que he estado sin internet en casa hasta ahora. ¿Y cómo me he quedado sin internet? Pues porque... *redoble de tambores*

Me he mudado.

Y no solo me he mudado a un piso nuevo, sino a una ciudad nueva. Han sido 4 años viviendo en Toda, en la prefectura de Saitama, en dos casas diferentes. En Japón es bastante común que el alquiler de un piso sea de 2 años, y una vez pasado este tiempo puedes renovar el contrato (pagando) o, si no te acaba de gustar donde vives, mudarte.

El caso es que el piso en el que vivíamos estaba mejor que en el que vivía al principio, pero tenía suficientes desventajas como para que nos planteáramos mudarnos una vez pasados los 2 años del contrato. Entre otras cosas, que estuviera muy retirado –por no decir a tomar por culo- de la estación, que el edificio se meneara con que pasara un coche cerca –con tifones ni os cuento-, que se oyeran las conversaciones de los vecinos del edificio de al lado, etc.

Ahora vivimos en un piso bastante más majete y mejor que se encuentra en la ciudad de Kawaguchi, también en la prefectura de Saitama –le he cogido cariño a Saitama, ya veis-.
Y esta vez no me he mudado en bici, sino que hemos contratado una empresa de mudanzas. El piso en el que vivía al principio venía amueblado, pero el segundo no, y no se vosotros, pero yo no me veo capaz de llevar una lavadora en bicicleta. Eso si, lo de limpiar el piso antiguo hasta dejarlo reluciente sí que nos tocó a nosotros, aunque esta vez con la estimada ayuda de mi cuñada.

Por supuesto, nos despedimos de la casa antigua como es debido.


Ahora tenemos un nuevo cielo sobre nuestras cabezas.