Llegados a la estación Akasaka-mitsuke nos lo encontramos enseguida, ya que está justo delante de una de las salidas.
Si ibas antes de las 14:00 estaban todos los pinchos a 200 yens, así que fuimos prontito. Eso sí, para ser a mediodía en una zona plagada de oficinistas no había ni el tato dentro.
Un Kazuki solitario cogiendo unos pinchitos.
Estos son algunos de los que probamos. No es que hubiera mucha variedad, pero al menos estaba bueno.
Acompañando de un tinto de verano.
El único pincho del que tengo queja es este de la izquierda de jamón reseco pinchado en un palillo y jamón de aspecto regurgitado que sabía más a grasilla que a otra cosa.
Las raciones no las llegamos a probar, pero por si sentis curiosidad aquí podéis echar un vistazo al menú.
Ahora, puestos a pedir, estaría bien que la siguiente franquicia española a abrir en Tokio fuera un 100 Montaditos -yo doy ideas y si cuela cuela-.
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