Desde ayer parece que ha empeorado el clima de golpe, lo que es una pena, porque quería disfrutar un poco más del otoño -viva el entretiempo-. Para lidiar con la rasquita hay cosas necesarias, como un calefactor humano -llamémoslo Kazuki-. Por supuesto, no puedo estar enganchada a mi calefactor humano las 24 horas del día, así que hay otros métodos.
Por ejemplo un té calentito en mi taza de Sumikko gurashi -que por cierto, conseguí por 100 yenes-.
Aunque así se caliente el cuerpo, yo soy del tipo que en invierno siempre tiene las manos y los pies fríos -y en verano las manos siempre cubiertas de sudor. ¿Qué más se puede pedir?-. Para llevar los pies calentitos alterno entre mis botines de andar por casa y calcetines gruesos monos como estos.
A partir de ahora, a ir añadiendo capas, como una cebolla.
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Hace 4 años
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