Tokio y Saitama son muy como Madrid cuando nieva. Caen 4 copos y se colapsa el transporte público. Por eso, y teniendo que coger el tren por la tarde, temía que fuera a tener problemas para volver a casa, pero afortunadamente mi línea funcionó sin problemas -al menos mientras estuve fuera-.
Menuda rasquita que hacía.
Odio la nieve -en general odio cualquier cosa relacionada con pasar frío-, pero no todos los días ves Kawaguchi tan teñido de blanco, así que hice fotos antes de volver a casa. Se me puso la mano como un tomate por eso de usar el móvil, pero nada que una jarra -o dos- de té caliente no solucione.
A la mañana siguiente -es decir, hoy- salió el sol. Aún así, todavía no se derrite, así que andan las calles principales llenas de gente con palas quitando la nieve. Las calles secundarias siguen de esta guisa.
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