domingo, 5 de agosto de 2018

Hanabi en Todabashi 2018

Otro año más llegan los fuegos artificiales de Todabashi, que molan porque puedo ir en bicicleta, conozco un sitio que no se llena excesivamente de gente para verlos y duran bastante -una hora y media-.
Debido a las temperaturas que nos está dejando este año el calentamiento global y a que el jinbei no es precisamente una prenda fresquita, decidí que este año no me lo iba a poner por el bien de mi salud.
Kazuki respiró aliviado cuando le dije que no me lo iba a poner, porque él se libraba también de ponérselo -ya estaba sudando solo de pensarlo-.

El look de este año implicó mis moños masivos, que nunca me quedan parejos, pero la intención es lo que cuenta.

Mona y fresquita.

Llevaba mi vestido de cerezas, que compré no recuerdo si en Alcalá o en Torrejón hace más de 10 años y ahí sigue como nuevo.


Cogimos nuestras bicicletas, y fuimos para allá con comida, bebida y una esterilla de picnic para poner en el césped.

Aposentémonos pues.

La mayor parte de la gente se pone en lo alto de la cuesta que se ve a la derecha, desde donde los fuegos se ven mucho mejor, pero eso implica sentarse en asfalto que lleva recalentándose todo el día, y por mucha esterilla que pongas te fríes. Preferimos nuestro césped.
Este año, además de la bolsa térmica con bebidas, Kazuki decidió hacer yakisoba, para dar más ambiente de matsuri, así que nos trajimos tupper con yakisoba casero.

Imaginadnos felices comiendo yakisoba y bebiendo cubatas en nuestra esterilla.

Pasado un rato por fin empezaron los fuegos artificiales.



También grabé un poco con la cámara de fotos, que tiene mejor calidad que el móvil.

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