Una vez llegamos y cambiamos dinero, pillamos una EasyCard, la tarjeta IC que se usa allí para el transporte público.
Yo ya no sé vivir sin tarjetas de estas.
Lo primero fue ir al hotel a dejar nuestras cosas para movernos ligeros. Me llevé una sudadera para el avión nada más -que nunca sabes si vas a viajar en una nevera o en un horno- porque según la predicción del tiempo iba a hacer calor todos los días y... acabé usando la sudadera todos los días. Veo que la predicción del tiempo que nunca atina no es algo solo de Japón.
Teníamos un Family Mart al lado del hotel, así que fuimos a explorar a ver qué tiene la versión taiwanesa de este convini. La zona de venta de boniatos asados era súper adorable.
La mascota con su carita feliz y bobalicona es lo mejor.
Tras comer algo cerca y probar el famoso té de tapioca de Taiwán -en mi barrio hay tropecientos mil sitios de té de tapioca, pero es CARO-, fuimos a Ximen, el "Myeongdong" de Taipei -la verdad es que algo se parece-.
Como curiosidad, en Taiwán usan kanjis de chino tradicional, que se parecen más a los japoneses que los de chino simplificado, así que cuando vemos alguno que existe en japonés lo leemos como si fuera japonés, y llamábamos a Ximen "Nishimon" -en chino hay muchísimos más kanji que en japonés, y los que coinciden a menudo se usan con un significado distinto, así que la mayor parte del tiempo no teníamos ni idea de qué ponía en ninguna parte-.
Demos una vuelta por la zona pues.
El souvenir típico de Taipei son los pasteles de piña, que saben como a polvorón con relleno de pasta de piña. Normalmente son rectangulares, pero en Ximen también los venden con forma de pene, y tiene hasta su mascotita pene feliz y todo.
¿Os pensábais que lo decía de coña?
Tras dar una vuelta fuimos a ver la Red House, edificio de ladrillo tras el que se encuentra la zona de ambiente de Taipei.
Dentro había varias tiendas de cosas varias de artistas de la zona, y me acabé llevando dos camisetas monísimas.
Lo mismo no se ve muy bien, pero lo de la izquierda son conejitos.
Con un clima de ahora llueve, ahora no llueve y así sucesivamente a continuación fuimos con mi paraguas en mano al mercado nocturno de Banqiao, llamado Nanya Night Market.
Hay muchos mercados nocturnos como este, pero este no es de los turísticos y nosotros no hablamos chino. No pasa nada, señalando con el dedo y poniendo sonrisa de confusión cuando te hablan en un idioma que no entiendes se va a Roma.
A Kazuki se le ocurrió que donde haya cola tiene que ser bueno, así que hicimos cola en uno y acabamos comiendo esto.
La verdad es que lo de ir a un sitio con cola no fue muy buena idea. Era pollo hervido con sabor como a soja y gengibre, pero la verdad es que no estaba demasiado bueno. Sentimos no acabarnos la comida, señora del puesto.
En el camino de vuelta nos resarcimos comprando bollos de cerdo al vapor que estaban buenísimos.
¡Próximamente más!
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