El año pasado por múltiples razones no hice hanami, pero este año, aunque todavía los árboles no han florecido en todo su esplendor, he podido resarcirme y traigo sakura para todos los gustos, ¡oiga!
Comencemos por el 17 de marzo. Me recorrí un parque entero lleno de cerezos para encontrar un solo árbol con algunas flores. No hice fotos de los otros pelados por conservar su decencia.
Al día siguiente, cerca de mi casa, me encontré con otra especie de cerezo diferente que florece más temprano. Me había olvidado de ese árbol porque está en un callejón escondido al lado de un parking, pero oye, ahora es un callejón precioso.
Unos días después ya sí que fui a hacer hanami de verdad, no solo a encontrarme cerezos aleatoriamente por la calle. Estas son las flores del árbol que nos pillaba justo delante. Estaban todos todavía a medio florecer, pero es el mejor momento para hacer hanami con tranquilidad, antes de que los parques se llenen de niños corriendo sin mascarilla, domingueros borrachos y esas cosas -que es exactamente lo que va a pasar este fin de semana-.
Al día siguiente diluvió, y aproveché para intentar sacar fotos artísticas de un cerezo cercano a mi casa con ayuda de un paraguas transparente y mucha paciencia.
Así se veían sin el paraguas de por medio.
Para acabar, fotos de hoy mismito de otro cerezo distinto, con sol y casi todas las flores abiertas.