sábado, 17 de agosto de 2019

Tori no iru cafe, la revancha

Hace varios años fuimos a una "cafetería" -en la que no sirven bebidas- de pájaros en Asakusa llamada Tori no iru cafe. Como amantes de los animales plumíferos, la experiencia nos gustó mucho, pero el sitio era bastante carillo, siendo 1500 yenes la primera hora y luego 300 yenes extra cada 15 minutos más -Kazuki y yo lo de estar una hora solo pues... como que imposible-. Pues recientemente, y con ganas de una dosis de amor alado, estuvimos mirando en internet cafeterías de pájaros no muy lejanas donde tuvieran mucha variedad, y volviendo a mirar de casualidad la web de Tori no iru cafe, descubrimos que se había vuelto más barata. Ahora pagas 1500 yenes por la entrada y puedes estar todo el tiempo que quieras -lo que en Japón llaman "free time", o フリータイム en katakanaglish-.
Con tan buena noticia, estaba decidido, y fuimos allí.

Aunque las estaciones más cercanas son Asakusa y Tawaramachi, decidimos ir andando desde Ueno para hacer ejercicio -aprovechando un día que bajó un poco la temperatura y se podía dar un paseo sin morir de calor-.

Una vez llegamos entramos, nos pusimos nuestros ponchos protectores -aunque no nos protegieron de todas las cacas, qué remedio- y antes de aventurarnos a la sala llena de pajaritos, saludamos a los buhos de la entrada.


Entonces nos adentramos en el Área 51.


Aunque la otra vez casi no había gente, esta vez estaba bastante lleno. Imagino que es la combinación de que sea más barato y que estamos en la semana del obon, donde mucha gente tiene vacaciones.
Dejemos de lado a la gente, que no es lo que hemos venido a ver, y centrémonos en los pajaritos. Empecemos con esta cacatúa rosada. Es adorable, pero le gusta atacar cordones de zapatillas, y no le gusta que le interrumpas.

Que no os engañe esa carita. Está esperando a que bajes la guardia.

Había varios guacamayos, en total 3 adultos y... ¡2 polluelos! Los guacamayos adultos me dan un poco de respeto porque tienen el pico muy grande y me he llevado picotazos dolorosos de picos mucho más pequeños, pero los polluelos son tan... adorables a la vez que enormes.

¡Es taaaaaan adorable!

Este gran pequeñín me cogió cariño, y parece que solo se tranquilizaba cuando lo cogía yo. Cuando lo cogía Kazuki -a pesar de sus poderes de princesa Disney, no os podéis imaginar lo popular que es con animales en general- no dejaba de gritar y al final siempre me lo tenía que devolver.

Con quien Kazuki sí fue popular fue con la versión ya crecida del todo.

Durmiendo con cara de felicidad.


Si os gustan las cotorras del sol, hay decenas.

También hice buenas migas con esta amazona frentiazul.

¿A que es una monada?

Esta es la web del sitio -no me pagan por hacer publicidad-, por si os interesa o si os apetece pasar por ahí.

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