Una colega mía que también vive en Saitama dice que eso se debe a que esta prefectura se encuentra protegida por un campo AT, y por eso nunca hay ningún desastre. Va a tener razón.
El caso es que la mañana del tifón más reciente, que pasó por la región de Kanto el 16 de octubre, yo tenía que ir a Odaiba. Cuando hay tifones suele haber retrasos en los trenes, así que me levanté por la mañana y puse la televisión para ver el estado de las líneas de ferrocarril. Para mi horror se encontraban casi todas interrumpidas -las que necesito yo para ir a Odaiba, todas fuera de servicio-. Afortunadamente, a eso de las 11:30 de la mañana empezaron a reanudar el servicio. Aún así fue complicado llegar, porque los trenes iban llenos a reventar de gente que había estado esperando, pero llegué a tiempo.
Tras la tormenta viene la calma, y una vez el tifón pasó de largo, así de bonito y despejado se quedó Odaiba.
Además de un cielo azul, me encontré con un Puccho gigante. He aquí el momento capturado en una foto.
Con el otoño vuelvo al flequillo.
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