Estuve en Akasaka hace unos días por motivo de trabajo, y de camino al estudio de grabación algo captó mi atención por el rabillo del ojo. Como iba bastante sobrada de tiempo, dejé que mi curiosidad ganara y me acerqué a ver qué era.
Se trataba de dos aves mortales esperando alguna víctima a la que devorar.
Mirad esos ojos viciosillos.
Afortunadamente no me confundieron con una pipa gigante y pude continuar mi camino sana y salva.
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