Este es el aspecto que tenían nuestras macetas por la mañana (cuando la terraza todavía era accesible).
Sobrevivieron a la nevada del año pasado, así que confío en que vuelvan a hacerlo.
Así iba avanzando la cosa por el día.
Ni mi pelo se libró de los copos.
No hace un frío de pelotas hasta que no te salen estalactitas en la barandilla.
Y llegó la noche.
Más estalactitas.
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