Llegamos y no había una cola muy larga para entrar, menos mal -aunque la cola era todo familias con niños pequeños-.
¡Entremos pues!
En las paredes de los oscuros pasillos había ilustraciones y la historia de 100 yokai distintos. No solo eso, sino que algunos de los yokai se habían materializado ahí dentro.
Como toda exposición en Japón, la última parte por la que hay que pasar antes de la salida es la tienda de regalos -*cof*consumismo*cof*-.
Vendían cualquier tipo de objeto relacionado con Gegege no Kitaro habido y por haber, hasta papel higiénico.
A la izquierda chocolate y a la derecha caramelos.
Aunque caro, estuvo bastante bien.
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