En el supermercado que hay cerca de mi casa hay bicicletas bastante baratillas, y si es día de lluvia te rebajan el precio 1000 yens. Hoy llueve y mucho, así que era el día perfecto.
Tras elegir una bici que fuera fácilmente distinguible -Kazuki me dijo "es muy tú"-, la matriculé. En Japón hay que matricular las bicicletas cuando compras una, pero es un proceso muy sencillo. Rellenas un papel con tu nombre, dirección, y teléfono, pagas el precio de la matriculación -500 yens en mi caso- y te llevas la bici para casa. Bueno, yo me esperé 20 minutos a que le pusiera los pedales y tal, pero eso ya es aparte.


Japón es uno de esos países en los que nunca te van a robar la cartera, el bolso, ni cualquier cosa que te dejes por ahí, siempre y cuando eso que te dejes no sea una bicicleta. Al ser uno de los pocos objetos comunes de robos, la gente suele ponerles o dos candados o un candado y una cadena. La mía trae un candado que bloquea la rueda de atrás, y como solo traía uno compré la cadena, por si acaso.
Me encanta!!!!!!
ResponderEliminarClaudia
Oh, rosa, como un chicle... mm... hace mucho que no masco un chicle... (¿soy yo o me he puesto en modo Homer?)
ResponderEliminarEs una monada! x3
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