sábado, 31 de julio de 2010

Shinjuku Eisa matsuri

El verano es la época de las sandías, de los fuegos artificiales, y también de las matsuri. Este fin de semana había una matsuri dedicada a bailes típicos de Okinawa, así que tras salir de currar quedé con Kazuki y fuimos a verlo. Los grupos bailaban al ritmo de canciones con música de shamisen, el cual es un instrumento típico de Okinawa, mientras tocaban tambores. No me extraña que atrayeran a tantos espectadores.

Entre ellos, nosotros en primera fila.




Eso sí, como hacía un calor considerable nos fuimos después a refugiar a algún sitio donde hiciera más fresquito.


viernes, 30 de julio de 2010

Cadáveres en la carretera

El sonido del verano en Japón es sin duda el canto de las cigarras. Especialmente en zonas con árboles, como Toda por ejemplo, se les oye con bastante intensidad. Si tuviera que diferenciar el sonido de un grillo y el de una cigarra sería algo así:

-Grillo: cri cri... cri cri...
-Cigarra: CRICRICRICRICRI

Sí, suenan como ametralladoras más o menos. Yo se bastante poco sobre insectos, pero lo que he podido observar es que muchas mueren en verano. De hecho, últimamente me encuentro a diario cadáveres de cigarras por la calle. Viendo el tamaño que tienen, me alegro de no haberme encontrado a ninguna viva, la verdad -"biiicho", que diría-.
No he hecho una foto a ninguna porque me parecía de mal gusto publicar algo así. Ahora cuando piense en el verano, además de pensar en calor y sandía, pensaré en cadáveres de cigarras.

miércoles, 28 de julio de 2010

Mi colección de muñecos de ufo-catcher

¿Recordais Toy Story? La primera, donde en una escena había unos muñequitos verdes en una de esas máquinas que hay en los recreativos de las que puedes intentar sacar un muñeco, y cuando se movía el gancho decían "¡El ganchooooo! ¡Se mueeeeveeee!". Pues por aquí hay máquinas de esas para aburrir, y cambian los muñecos con mucha frecuencia. Según la máquina el nivel de dificultad varía entre "para muy muy torpes" y "nivel otaku que ha pasado toda su infancia, adolescencia y madurez gastándose una pasta en echar moneditas y ahora tiene todos los bichos grandes de las máquinas, incluyendo la nave espacial de Freezer".
Yo he medio desarrollado ojo para saber cuándo se puede sacar un muñeco y cuándo no. También en qué zonas es más fácil que el gancho no tenga fuerza *cough*Shibuya*cough*. A veces me llevo la sorpresa con un gancho flojo cabrón, pero bueno, nadie es perfecto.
Kazuki, aunque no está en el nivel otaku del que hablaba antes, es bastante pro a esto de sacar muñequitos de las máquinas, y gracias a él estoy haciendo una colección maja. Puede que un día todos mis muñecos se alíen y me echen de casa.

Pero es que son tan monos. En realidad no están todos, pero sí gran parte de ellos.

martes, 27 de julio de 2010

Hanabi

Ayer comenté acerca del hanabi, pero no subí ninguna foto. Pues hoy toca. Las fotos son de la cámara de Izumi -con la de mi móvil esto sería imposible-.

El cargamento antes de ser usado. Izumi compró dos paquetes, para no quedarnos cortas.

La mano de Lama, la espalda de Oku-san y servidora entera.

Nos dedicamos principalmente a hacer figuras de luz. Este es un ejemplo de nuestro talento artístico.

lunes, 26 de julio de 2010

Patatas

La semana pasada fui a casa de Izumi a hacer cosas veraniegas, como hacer hanabi. Hanabi es la palabra japonesa para fuegos artificiales, aunque incluye también petardos, cohetes y bengalas. Lo último es lo que usamos -me encantan las bengalas :D-.
En su jardín tiene un huerto, así que me dio una patatas.
Pues bien, hoy he probado a hacer algo con ellas, a disfrutar de la comida natural. Este es el resultado.

Patatas de Japón y queso manchego, lo bueno de dos países.

domingo, 25 de julio de 2010

Ultrasonidos

En algunos supermercados de Japón los congeladores emiten un sonido que en teoría solo deberían poder escuchar animales, para que los alimentos que hay que conservar frescos no se encuentren con visitores no deseados. El problema es que yo también lo oigo. Siempre había pensado que estoy medio sorda, pero ahora va a resultar que es todo lo contrario.
Esto se utiliza en el supermercado de la estación, así que cuando voy a comprar muchas veces tengo que alejarme de los congeladores, porque empieza el sonido puñetero. Curiosamente Kazuki no lo puede oir.
Yo al principio pensaba que se me estaba yendo la cabeza. Estábamos tan tranquilos mirando el precio de los chuletones o del pollo, y de repente yo me echaba las manos a las orejas. Kazuki me miraba extrañado y yo me quedaba más extrañada por ser la única de los dos que podía oir eso. Luego pude comprobar que no soy la única.
En el otro supermercado grande que hay cerca de mi casa no hacen esto, lo cual agradezco mucho.
La verdad es que si no espantara humanos también me parecería hasta buena idea.

viernes, 23 de julio de 2010

Mi primer yukata

Ahora que es verano, en Japón hay muchos festivales y eventos de fuegos artificiales, y las chicas jóvenes suelen ir con un atuendo tradicional llamado yukata, que es como un kimono pero versión de verano, de una tela más fina. Pues bien, he aprovechado que encontré un sitio en el que no solo son baratos, sino que los han rebajado más, y he comprado el pack de yukata+obi+geta (las geta ya sabía de por sí que no me iban a venir porque tengo los pies enormes, pero aún así comprar el yukata y el obi por separado me hubiera salido más caro, así que salgo ganando).
Este es el aspecto aún en la bolsa, cuando tenga la oportunidad de ponérmelo ya subiré alguna foto también.

:D

miércoles, 21 de julio de 2010

Bici mona

En Japón casi todo el mundo tiene bici. Se ven bicis a diario vayáis a donde vayáis, y hay hasta parkings de bicis -un día debería fotografiar el de mi estación-. Yo soy de las pocas personas que no tienen bici, por varios motivos:

-Son caras.
-Hay que matricularlas.
-Tendría que pagar el parking de bicis si no quiero que me la roben o me multen -en Japón te puedes dejar el bolso tirado en medio de una calle concurrida que nadie lo roba, pero en cambio las bicis vuelan-.

Eso sí, si tuviera una bici, quiero que sea como esta, pero versión para piernas largas como las de servidora.

martes, 20 de julio de 2010

Gyouza

El gyouza es una delicia de la comida china que cuenta con mucho éxito en Japón. A mi me encanta, me comería kilos y kilos -aunque de momento el record lo tengo en 20 nada más-.
En algunos sitios tienen gyouzas muy grandecitos, como este que me encontré en Shinjuku.

Con palillos mágicos y todo.

domingo, 18 de julio de 2010

Tortuguitas pitas pitas

Venía de casa hoy por fín tras un fín de semana de locura de arubaito tras arubaito -ha sido a modo de excepción, normalmente le tengo más estima a mi salud física-, y como siempre iba mirando al río a ver si veía carpas koi o tortugas. Le he puesto nombre a casi todas las tortugas del río, porque son monas y así es como si fueran mis mascotas las que se alimentan y sacan a pasear ellas solas.
Algunas son grandes, y otras son enormes. Ayer la que estaba camuflada entre las piedras, tras mucho tiempo desaparecida -ya temía por ella-, es Shoku chan. Esa tortuga es de las enormes.

¿La veis?

¿Y ahora?

En la foto no se aprecia mucho cuál puede ser el tamaño real, pero vamos, que es grandota y entrañable.

sábado, 17 de julio de 2010

Cocktail partner

Japón tiene una cosa buena y una cosa mala respecto a los cubatas. La buena es que son muy baratos. La mala es que apenas llevan dos gotas de alcohol -limón con limón, se que hay dos personas que entenderán la coña si lo leen-.
En los supermercados también venden una gran variedad de latas de cubatas ya hechos, pero la graduación de alcohol suele estar entre un 3% y un 7%. Para niños pequeños, vamos.
Cuando yo explico por aquí cómo son los cubatas españoles, me miran con cara de "¡pero qué animales!". Eso explica por qué aquí la gente se emborracha con dos cervezas.
Eso sí, los cubatillas que venden ya hechos están buenos, así que a menudo me bebo alguno para acompañar la cena -total, eso no sube. Para la gente a la que no le gusta beber mucho está bien-.
Tienen este aspecto:

A la izquierda, una de esas frutas que acaban en berry, fresa, y un par de gotillas de vino tinto. Está bastante bueno. A la derecha, casis y naranja. De alcohol no recuerdo qué lleva.

No hay foto, pero lo de anteayer era guaraná, coca cola, una cosa más y vodka. Estaba malo, por cierto.

viernes, 16 de julio de 2010

Flores con plutonio

Una de las cosas malas del verano japonés, aparte del calor pegajoso que hace que me tire cubierta en sudor las 24 horas del día -aunque dicen que sudar es bueno-, son los insectos.
Los insectos de Japón son especialmente grandes. Bastante más grandes de los que he visto en otros países. Los que veo últimamente mucho por mi barrio son mariposas. Las hay de tamaño normal, pero también hay muchas del tamaño de un gorrión, como la que he visto esta mañana. Es como estar en la selva pero con chalets cada vez que veo una.
Esto lo mismo para los aficionados a las mariposas debe de ser genial, pero para mi no lo es. Las mariposas me dan mucho asco. No tanto como las cucarachas o las arañas, pero se acerca.
Vivo en un barrio residencial, con muchas casas con jardincitos y huertos, y con tanta planta por ahí esto es una fiesta para las mariposas. A veces me planteo si las abuelitas del barrio usan plutonio en vez de abono.

domingo, 11 de julio de 2010

La entrada y salida de Japón

¿Dónde ha estado Cal esta mañana?


Efectivamente, en el aeropuerto. Mis inquilinos temporales se vuelven a España, así que hemos ido todos juntos al aeropuerto de Narita, donde para mi sorpresa, no hay máquina para cubrir de plástico la maleta. Para mi otra sorpresa, el personal del aeropuerto parece hablar bastante menos inglés que yo, pero eso ya es otra historia.

Desmetalizándose.

Todavía andan de camino, que España y Japón están muy lejos, pero llegar llegarán bien, como debe ser.

miércoles, 7 de julio de 2010

Tanabata

Hoy es 7 de julio. Aquí no es san Fermín, sino una fiesta que no tiene nada que ver con correr delante de toros. Lo que se celebra en Japón hoy es Tanabata. ¿Y en qué consiste eso?
Esta celebración fue importada de China, donde al parecer se celebra un mes más tarde.
Lo que se celebra, según mi amiga la Wikipedia, es el encuentro entre los amantes Orihime y Hikoboshi (cada cual representa a una estrella, Vega y Altair). Están separados por la Vía Láctea, y solo se pueden encontrar una vez al año, el 7 de julio.
Lo malo es que si llueve no se pueden encontrar, y hoy está lloviendo. Les va a tocar esperar al año que viene -o al mes que viene, cuando se celebra en China-.
Pues bien, en esta celebración la gente escribe deseos en papeles y los cuelga de ramas de árboles de bambú. Habían colocado unas ramitas para tal menester en la estación de Todakouen, así que Gonzalo, Sarai y yo escribimos nuestros buenos deseos en un papel y los colgamos.


Los bártulos para escribir tu deseo.

Muchos deseos.

El mío es el azul. No logré hacerle una foto en la que se lea lo que pone porque usé un rotulador verde, pero en la vida real se lee bien.

domingo, 4 de julio de 2010

La policía japonesa

En internet se pueden encontrar auténticas historias de terror acerca del trato de la policía japonesa con los extranjeros. No solo en internet, también las he oido en persona.
Curiosamente, no se si es por mi aspecto inofensivo o por qué, mi experiencia ha sido todo lo contrario hasta ahora.
Aún no he tratado nunca con la policía de Tokyo, pero aquí en Toda todos los días hay una pareja de policías que patrulla el barrio en bici. Los días de lluvia se empapan los pobres, pero hoy afortunadamente habían cogido el coche.
Siempre que me cruzo con ellos me saludan, son muy majetes ellos. La primera vez que yendo con Kazuki me saludaron se quedó flipando. En mi barrio hay muchos extranjeros orientales pero poquitos occidentales, así que imagino que ya se habrán aprendido mi cara. Yo les suelo devolver el saludo.

Hoy volvía a casa tras un día de mierda, así en mayúsculas, empapada por la lluvia a pesar de llevar paraguas, desanimada, con dolor de cabeza... y vi el coche patrulla parado al lado de un parque. Se habían bajado para mirar dentro del parque y luego seguir con la ruta.
Cuando pasé cerca del coche coincidía que uno de los policías iba a subirse al coche, pero antes me sonrió y me dio las buenas tardes. Le devolví el saludo y me dijo: "hala, a cuidarse, ¿eh?".
Parece una tontería, pero algo tan pequeño ha hecho que mi día sea un poco mejor.