domingo, 11 de marzo de 2018

Cal en Filipinas

Kazuki y yo, como todos los inviernos, nos fuimos de viaje a algún sitio en el que fuera verano, y esta vez tocó Filipinas, país en el que ninguno de los dos habíamos estado antes.
Atraidos por la playa, buena temperatura, y la posibilidad de hacer snorkel, fuimos a Cebú -por la cercanía al aeropuerto más que nada- y a la isla de Panglao, más concretamente a Alona Beach.

El viaje no empezó con buen pie, ya que nuestro avión salió con casi 3 horas de retraso. Muchos otros vuelos iban con retraso ese día a pesar de ser un día sin ningún tipo de inclemencia climática. A saber qué pasó.
Cuando llegamos ya no salían autobuses del aeropuerto, así que tocó coger un taxi al hotel. Había leído por internet que 400 pesos mínimo, pero nos costó algo menos de 200 al final.

Cogimos uno de los "white taxi" de la parada de idem.

Había taxistas intentando sacar a gente de la cola para subirles a su taxi, pero pedían bastante más dinero y había oído muchas historias sobre taxistas timadores, así que decidimos que por hacer cola 5 minutos no pasaba nada.

Al día siguiente fuimos al puerto a coger el ferry para Bohol, que sale del Pier 1 de Cebú.

Nuestro ferry.

Tras 2 horas de ir en una nevera flotante -ese aire acondicionado lo podían bajar un poco, menos mal que llevaba una sudadera- llegamos al puerto de Tagbilaran.
Para nuestra desgracia se puso a llover muchísimo, y teníamos que esperar a que nos dieran nuestro equipaje -hay que facturarlo y luego tienes que ir a que te den tu maleta según la bajan-. Mi maleta se ve que se les cayó sobre un charco mientras repartían las demás, y el interior estaba empapado. Eso sí, mi abrigo impermeable iba arriba del todo protegiendo lo demás, así que fue lo único que se mojó del contenido, menos mal. 
Una vez con nuestras maletas fuimos a nuestro destino, Alona Beach. Al principio seguía lloviendo a raudales, pero luego por fin amainó, y pudimos dar una vuelta por la playa, bañarnos un rato en el mar y ver el atardecer.



Aunque ya sabía que es un país bastante católico, no me esperaba tantísimos rosarios y figuritas de Cristo y la virgen por todas partes. Esta que había en nuestro hotel por fuera era enorme y de noche daba mal rollo.


¿Qué hicimos durante el viaje? Pues básicamente comer, estar por la playa y hacer snorkel. Aunque mucha gente coge un barco hasta una isla cercana, si vas hacia la izquierda hasta el final de la playa hay una zona sin barcos -alguna vez entra alguno, pero pocos- con muchos peces -encontramos a Nemo-, estrellas de mar enormes y erizos de mar de todos los tamaños. El agua era muy clara, así que se veía sin problemas.

¡Al agua, patos!

Todo preparado para sumergirse.

Ya podía tener una playa así cerca de casa.

La verdad es que no me puse muy morena porque suelo reaplicarme el protector solar muy a menudo -algo muy importante-, pero Kazuki se toma mucho menos en serio la protección de su piel, y se puso como una gamba.

Au.

2 comentarios:

  1. Qué pena de inicio y flipo con lo de la maleta 😱😱 pero luego... Que bonito!!! Menos la virgen esa... Parece que te va a maldecir o algo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Empezó súper accidentado ^^U, pero luego valió la pena esa playa tan bonita y con tantos peces.
      La virgen daba bastante mal rollito ahí acechando en la oscuridad XD

      Eliminar

Indica SIEMPRE tu nombre/alias cuando comentes sin cuenta de Google. Gracias.