viernes, 13 de diciembre de 2019

Endometriosis en Japón 7. El día de la operación

Llegó el segundo día en el hospital, el 3 de diciembre, que era mi día más temido porque me tocaba operarme.

La enfermera a mi cargo por la noche entró en la habitación a eso de las 5:40 de la mañana para ponerme otro enema y acabar de dejar mi intestino grueso como los chorros del oro.

Después de eso me dio la bata que me tenía que poner para la operación. Arriba tenía que llevar solo la bata, pero debajo podía llevar pantalones, bragas y calcetines –luego te hacen quitártelos en la sala de operación, pero al menos puedes ir con un poco de dignidad hasta allí-.
A eso de las 7 me tomé mis pastillas para la tiroides con mi último trago de agua en al menos 24 horas.

Tiene que venir un miembro de tu familia una hora antes de la operación y quedarse hasta al menos dos horas tras la operación –¿Qué pasa si no tienes familia? Ni idea-. Kazuki y mi suegra vinieron a eso de las 8 de la mañana, y a las 8:50 ya me tocaba ir andando -y en ascensor- a la sala de operaciones. Les dejaron esperando en la sala de espera de la zona de operaciones, y yo entré con el mayor nivel de nervios que he sentido en mi vida y con las lágrimas casi saltándoseme –primera operación de mi vida adulta más no saber si voy a estar ingresada 5 días o 2 semanas según cómo estén de mal mis vísceras, ya que si el tema estaba muy mal era posible tener que pasar de laparoscopia a hacer un corte de 20 centímetros cruzándome el abdomen...-.

Una vez tumbada en la sala de operación y usando la bata de manta, intentaron ponerme la aguja para el suero. Fallaron el primer intento, y todavía tengo moratón en la mano de eso. Al menos atinaron a la segunda, pero joder lo que duele cada vez. Después me pusieron electrodos en el pecho y una especie de manguitos de compresión en las piernas para que no me diera el síndrome de la clase turista.
Me iban a operar entre 3 personas -mi ginecólogo, otra doctora a la que no conocía todavía, y el doctor en prácticas-.
La anestesista me puso una mascarilla de oxígeno, y me dijo que enseguida iba a entrar el gas de la anestesia. Tan enseguida que lo siguiente que recuerdo es ya estar despertando -según Kazuki 3 horas después- y oir voces decir el equivalente japonés de "a la de 3", y sentir que me cambiaban de camilla. Oía las voces de las enfermeras y de Kazuki, pero apenas podía abrir los ojos, estaba muy grogui todavía. No podía dejar de temblar mientras me devolvían a la habitación.

Foto que me hizo Kazuki cuando ya estaba de vuelta en la habitación.

En la habitación tenía enganchado al cuerpo suero, una sonda para que saliera la orina –porque no me podía levantar de la cama hasta el día siguiente-, una mascarilla de oxígeno que me iban a dejar 4 horas para asegurarse de que no tenía problemas para respirar -se ve en la foto-, y la máquina masajeadora de piernas. También mogollón de mantas para que dejara de temblar –al rato pasó de eso a fiebre-, y –esto me hicieron comprarlo el día de ingresar- un pañal con una compresa enganchada adentro porque sangras después de la operación. En mi caso no fue demasiada, menos de una semana después ya había dejado de sangrar.

Aunque curiosamente no me dolía nada la zona de la operación ni las incisiones que me hicieron, tanto la garganta como el diafragma me dolían mucho, y tenía constantes ganas de orinar -cosas de la sonda, se te acaba pasando en unas horas-.

Cada 2 horas o así venía una enfermera a cambiarme de posición para tumbarme de lado, luego boca arriba, etc. También me comprobaron la temperatura, tensión arterial, pulso y las incisiones infinidad de veces, y otra infinidad de veces me cambiaron el suero.

A las 8 de la noche se acabó la hora de visitas y se tuvieron que ir Kazuki y mi suegra, y aunque debería haber podido dormir a las 9, creo que dormí un total de media hora en toda la noche. El motivo no era por el dolor o por encontrarme mal, sino porque cada una o dos horas venía una enfermera y me despertaba para tomarme la temperatura y demás. Así toda la noche...

2 comentarios:

  1. Joer Cal que impresión verte ahí sobadilla...Siempre me impresiona ver alguien sedado me da una sensación de vulnerabilidad brutal.
    Bueno un alegron que todo fuese bien salvo el 2º intento de pinchazo y consecuente moratón

    Wasabi-Lover

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    1. En la foto estoy despierta, pero me costaba abrir los ojos las horas siguientes a la operación D: Tres horas después de operarme ya estaba mandando mensajes a mi familia para decir que estaba bien XD
      ¡Gracias!

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