
Hoy toca el templo Kiyomizu, en Kyoto. En cuanto nos dejó el autobús tuvimos que subir una cuesta larga y llena de tiendas de regalos, al más puro estilo Toledo. Después de la cuesta había escaleras. Muchas escaleras. En Japón está de moda matar a la gente a hacer ejercicio, de ahí que la gente está tan esbelta por estos lares.
Pero al final valió la pena.

La verdad es que, al menos para alguien a quien le gustan los edificios antiguos como a mi, es una pasada. Además desde arriba del todo se ve todo Kyoto.





Subiendo un poco más -ya total...- había algo que parecía ser un templo dedicado a cosas amorosas. Nos aventuramos también a subir allí.


En el "templo del amor", como lo bauticé, hay cierto ritual no relacionado con el amor que, para los que no hayan ido y tengan intención de ir, recomiendo probar. Acojonada me he quedado de lo que funciona -no voy a decir cuál es, por si acaso-.
Por cierto, lo mejor sin duda no fue el mogollón de templos y estatuas, sino esta persona que vi desde el autobus yendo hacia el templo y que volvimos a ver allí.
Otra cosa no pero los japoneses son practicos para todo, hasta del turismo sacan algo productivo.
ResponderEliminarVamos que un par de templos más y te puedes apuntar a las olimpiadas XD
Por cierto, no hiciste una foto de Kioto desde allí arriba, que pena :-(
Uy, son unos ases en cuanto a sacar beneficio se refiere.
ResponderEliminarEn realidad sacar sí que sacamos alguna desde arriba, pero no he subido esas porque salieron bastante mal ^^U
que pena
ResponderEliminar